SE MANIFESTO Segunda parte | ||
Pero primeramente había una necesidad. En el versículo cinco Jesús pregunta a Sus discípulos - otra vez notemos las preguntas de Dios - "Hijitos, ¿tenéis algo para comer?" Buscando que en su no hubiera una declaración de la totalidad de su fracaso, de su cansancio, de su desilusión, porque cuando un pescador ha trabajado en lo que él sabe hacer por tanto tiempo y tiene que decir, "No," detrás de ese "No" automáticamente se leen un montón de cosas. "¿Tenéis?" "No tenemos."
Hay preguntas que Dios repite vez tras vez a través de la vida.
Hay preguntas que Dios usa con todos Sus hijos.
Llega el momento, y ojalá que llegue antes y no después, cuando
Dios nos pregunta a cada uno, Cuando viene la pregunta, "¿Tienes?" Cuesta, cuesta. Mi incredulidad, mi orgullo de mantener mi posición... Soy demasiado fuerte. Tengo demasiados recursos. Pienso que soy algo que no soy. Trato de ignorar las preguntas. Trato de encontrar otra actividad.
"Hijo, tienes algo?" "No. Estamos lavando la red..."
No sé qué pudieran haber dicho. Muchas cosas. Muchas excusas.
Pero hay una necesidad de enfrentar la verdad.
Cuando la verdad es enfrentada la palabra de Jesús le sigue.
Ya Jesús empieza a obrar. Hasta que llega ese momento
El no puede hacer nada.
"Ni siquiera estamos pescando; estamos haciendo otra cosa..."
Y ellos enfrentaron su realidad. Cuesta mucho contestar,
admitir. No sé cuanto le habrá costado a ellos. No sé cual de
ellos lo articuló. Pero dice, "Le respondieron." Quizás todos
a coro: "No. No. No tenemos nada." Y detrás de esta
confesión vino la palabra de Jesús. En seguida dice, O volver atrás y quedar con mi derrota, con mi cansancio, con la amargura, y esta cosa que va a ir en aumento hasta que me aplaste. O encontrar el valor de decir, "Señor, yo no tengo y estoy dispuesto."
Aquel que opta por este último está tomando dos pasos: Dice, "Entonces la echaron." ...y ya no la podían sacar. ¡No la podían sacar! El respondió a la obediencia. La obra de Dios siempre es en plenitud. Aquí está representada por la red llena de peces. Una plenitud para todas sus vidas.
A través del libro de Hechos encontramos a este Pedro, que antes
le había negado, enfrentar la cárcel y la amenaza de muerte,
pero, por así decirlo, la red de su vida, su fe, su integridad,
su entrega, no se rompió. Le vemos No solamente para Pedro sino para todos es una lección: Cuando El habla hay plenitud. Cuando El habla colma la capacidad de la vida.
La red fue solamente un pobre vehículo para mostrar una realidad
espiritual.
Basta reconocerlo y confesarlo para que El empiece a formar de
nuevo.
Hermosa lección. Aquí, en el último de los evangelios, el
último relato que nos da Juan de la vida de Jesús. Una lección
para la vida. No podemos hacer como los artistas de la
antigüedad con su pincel, cambiar la realidad y pintar otras
cosas para hermosearla. La realidad es que nuestras vidas son
tan comunes como un barco lleno de redes remendadas y escamas
malolientes y un montón de cosas de esa índole. Pero la
realidad de Dios sobre la playa permanece. Sobre lugar firme,
allí, al lado del mar de la vida está El. Quiere cumplir el
propósito de Su gracia. Si en tres años no he aprendido nada, o
en treinta años no he aprendido,
El es el mismo.
Una obediencia a Su Palabra de promesa. UN LLENAR DE LA MEDIDA DE NUESTRA RED.
Tomado de un mensaje
de Paul Ravenhill
Copyright ©1997 por Paul Ravenhill
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